Tu rostro infame, lastima
las hojas con tu mirada
y una intensa llamarada,
expandiéndose, domina
sobre el verdor natural,
al convertirlo en despojo,
por tu irresponsable enojo
de falso instinto animal.
No ha habido una evolución
y nunca miraste al cielo,
has servido de señuelo
de tu propia destrucción.
No hay razón en tu existencia,
lo que se ve y te rodea,
es todo cuanto se crea
y tú no tienes consciencia.
Tu existencia es tan mezquina,
por el mal que has generado,
que eres un pobre lisiado,
que ignoras, que se avecina
en esta triste ocasión,
tu muerte y tu destrucción.
Todo lo que se destruye
se muere, porque no fluye,
sin percibirlo, te hundes
y en tu avaricia, confundes
la razón y la verdad,
con la triste realidad.
La naturaleza muestra,
que en un plano de conciencia,
el camino es la prudencia,
porque la existencia es nuestra
y no se debe perder
por una mano arrogante.
El futuro está delante,
por eso, hay que comprender,
lo que a tus ojos se muestra
y disfrutar la belleza,
la decisión sólo es nuestra,
de amar la naturaleza.
Escrito en Febrero 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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