un plato triste y vacío.
Yo quiero ¡Cariño mío!
que su resplandor se vea.
Yo te amaré y mi promesa
cumpliré, porque el amor
es el tibio resplandor
que encierra una gran sorpresa.
Es el brillo nacarado,
que en el corazón habita
y de nuevo resucita,
cuando estás enamorado.
No quiero un amor soñado,
si no veo, en realidad,
el fruto de su verdad
en mi alma reflejado.
Escrito en Febrero 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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