sobre la senda que antes, sintió seca,
la vida nace al gesto, en una mueca,
que brota entre la luz de la mañana.
Llenándose de luz, por desbordante,
corónase la infancia en plenitud,
basando en la inocencia, su virtud,
marcando así, el carisma del infante.
Manando sigue al punto, en la prudencia
de ver crecer su mente en sus verdades,
abriendo paso a nuevas realidades,
llegando a una sutil adolescencia.
Se agita entre las aguas turbulentas,
su afán por declarar su pensamiento,
rebelde, ante cualquier planteamiento,
ideas razonables, que sustentas.
La vida, nunca muestra su estrechez,
tan sólo cambia el ritmo al caminar,
pues siempre se debe considerar,
que el paso es más pausado, en la vejez.
La fuente de la vida, siempre mana,
no agota su caudal, porque su afluente,
es la vitalidad, que entre la gente,
a cada nuevo impulso se desgrana.
Escrito en Febrero 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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