por su carácter glacial,
nos hace sentirnos mal
y destruye toda calma.
El frío deja en la inerte
huella, por su consecuencia,
un vacío en la consciencia,
con cierto sabor a muerte.
Un frío que sabe a ausencia,
sin perdón, ni remisión,
porque se da la ocasión
de perder esa licencia,
concedida al desvalido
y él sabe de las razones
que por sus limitaciones
de nada le habrán servido.
Escrito en Marzo 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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