lunes, 3 de marzo de 2025

La buena música se disfruta.

Como restos que se quedan en los dientes,
fracasando en su futura digestión,
el instante en que se crea una canción,
al llevar unos sonidos estridentes,
es tormento que su autor, no lo ha asumido,
pues carece de una base musical,
si es pecado, minimiza en lo venial
y así evita la dulzura en el sonido.


Y se rompe toda pauta, en la estructura,
que denota ese gusto en la belleza,
deslizándose con ritmo y ligereza,
en las notas, por su gran envergadura.


Nadie puede soportar esa audición,
que atentando al buen gusto y la armonía,
escuchamos por desgracia, cada día
y torturan a través de una canción.


Es nefasta toda la composición,
que carezca de belleza y sentimiento,
ni siquiera como entretenimiento,
nos produce una buena sensación.


No transmite esa álgida emoción,
que contiene la dulzura en la balada,
no se trata de escribir una bobada,
con un ritmo que es pesado y machacón.


Pues se trata de gozar y haber sentido 
el mensaje que la música transmite,
no es cabal, si todo ello se repite,
evitando la belleza en el sonido.


La canción que es bien compuesta tiene el arte,
que cautiva lentamente el corazón
y se siente cómo crece la emoción,
hasta el punto de llegar a conquistarte.

Escrito en Marzo 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.



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