queda el silencio en la piedra,
al enredo con la hiedra,
en pueblos abandonados.
Son pueblos deshabitados,
los aperos de labranza,
perdieron ya, la esperanza
por no ser utilizados.
Se muere muy lentamente
el campo que no es labrado,
no deja surco el arado,
y el fruto es insuficiente.
Bajo un sol abrasador,
no se terminas las penas,
si mis manos no están llenas,
murmuraba el labrador.
Necesito que el gobierno,
vea la necesidad,
del campo, en su realidad,
ante un durísimo invierno.
Mi trabajo se deshizo
con las lluvias torrenciales
y para colmo de males,
cayó bastante granizo.
La juventud ha emigrado
a ciudades industriales,
ya no tenemos chavales,
el pueblo se ha abandonado.
El futuro se asegura
al contemplar, que el sustento,
se basa en el alimento,
que nos da la agricultura.
Escrito en Marzo 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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