amargando la frescura en la inocencia,
ha perdido su razón y su paciencia;
que detenga su actitud triste y lesiva.
El poder es su veneno, y con esmero,
se dedica a emponzoñar la dulce calma,
que, habitando en la quietud, queda en el alma
y nos vende a los impíos por dinero.
Un vacío queda en la desilusión,
perpetuando un dolor en la existencia,
destruyendo todo atisbo de inocencia,
que albergamos dentro, en nuestro corazón.
La piel se seca y amarga,
y toda la virtud se pierde,
con su crítica nos muerde
y hasta su maldad, se alarga.
Ajada, se ha nublado en un espejo;
mordida por las fauces de un vampiro,
exhala en un último suspiro,
su vida, bajo un pálido reflejo.
Su actitud se ha basado en criticar,
por envidia o una grotesca frustración,
más valiera, dedicar toda atención
a encontrar un buen motivo para amar.
Es sin duda un pobre diablo, que padece,
porque olvida que nuestra felicidad,
es hallar en toda dicha, esa verdad,
que no sabe si la tiene o si carece.
Escrito en Marzo 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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