en un minuto irreflexivo, pálido e hirsuto,
como una bofetada que nadie espera,
pues nadie sabe, porqué motivo
se ha pronunciado ese recibo incómodo
de una violenta mano ejecutora, que siega
la razón, en una hora de asueto de la miseria,
precursora de toda infamia.
A toda sinrazón, siempre la acompaña
un espejo curvo que recoge la imagen
y la distorsiona.
Realidad ficticia o inventada.
Después del desayuno, no queda nada,
migajas de una tenacidad, dispersas entre la histeria
de ignorar el triunfo o el fracaso,
pues nada queda reflejado en su opacidad.
Muere otro día y fluyen las horas en una carencia
de autenticidad. Nada es verdad,
ni se intuye, no es una recta cabal.
Todo es curvo y angosto, o perplejo desde
el fondo de una razón sin espejo.
Nadie ve, ni mira, no conocen la verdad,
sobre un mundo, que adolece de ceguera.
He perdido mi paciencia, entre el rumor
de la gente, que piensan que es natural,
haber nacido invidente.
La oscuridad es hermana
del filo de mi cuchillo,
que corta lo más sencillo,
por su cristal de obsidiana.
Escrito en Marzo 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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