mi propia vida abrazo y la sostengo,
pues todo lo que doy, es lo que tengo,
si acaso, una sombra en el recuerdo.
Amargamente sobrio en la tristeza,
aunque mi buen humor, aún prevalece
en cada situación, si lo merece,
pues brota un nuevo impulso en mi cabeza.
Vivo sin los prejuicios que, la ciencia
intenta demostrar, por el motivo
de establecer un reto, al estar vivo,
rompiendo el eslabón de la inocencia.
Indefinidamente vago en la razón,
pues pienso demostrar a todo el mundo,
que se ha de hallar en segundo
el pulso de un perdido corazón.
Que acaso se extravió por la emoción
de ser y de olvidar lo que hemos sido,
cobrando en la razón, todo sentido,
sin admitir la duda o discusión.
Vivo entre los manglares de otras gentes,
que yacen sumergidos, sin substancia
y no sabrán jamás de su ignorancia,
aun cuando se han creído inteligentes.
Navego a duras penas; mi razón
defiendo en cada trecho, a cada paso,
pocos escucharán o no harán caso,
conozco la vileza en su intención.
La vida ha de ser buena, a quien escoja
vivir sin renunciar un sólo sueño,
que debe defenderse con empeño,
aunque su vida esté en la cuerda floja.
Escrito en Marzo 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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