dinámica es la prisa y encarnada,
de tintes amarillos, descuidada…
la veleidosa suerte ¡Y a otra cosa !.
Azul: tranquilidad y reflexión,
violácea es la virtud, que es compasiva
dorada es claridad, por incisiva
y gris es el anciano corazón.
Nos muda de color la juventud,
variando entre sus tonos irisados,
se pasan los minutos, madurados
con tintes más afines de inquietud .
La pausa es necesaria y se detiene
el brillo juvenil, y en su color
madura un sentimiento en el amor
y en esa devoción, nos entretiene .
Aquello que en su brillo deslumbraba,
se apaga en su fulgor, mientras decrece
y por su madurez, pronto oscurece
aquella luz, que absorto contemplaba.
¡Qué ciertamente el tono en nuestra vida,
transmuta su color y nos madura,
creciendo va, cual suave levadura
y al fin ha de elevarse, agradecida!.
Escrito en Octubre 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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