nuestros principios fundamentales,
obtenemos el serrín de nuestras divagaciones,
y al compactarlo con nuestra convicción
más adhesiva, recuperamos otra dimensión
de una visión que recogemos desde
distintas perspectivas de una misma idea.
Al cortar los listones que son demasiado
largos o pesados, nos supone
la reconstrucción de todos y cada uno
de los fundamentos que hasta ahora
admitimos como válidos.
Al comprobar cómo se desploman
todas nuestras convicciones sobre
las que basábamos la arquitectura
de nuestro carácter y plan de vida,
reconstruiremos desde los cimientos,
la sólida estructura
en la que nos desarrollaremos,
como seres humanos que buscan
la perfección, contemplando las obras
realizadas con un fundamento más firme
y madurado en la propia experiencia.
Escrito en Octubre 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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