buscando un vacío en el hueco
que deja sin duda el eco,
pero es travieso y responde.
El eco es la resonancia
que va a intentar esconderse,
mas, no consigue perderse,
crece la voz en su estancia.
La voz que estuvo perdida,
recobra su brillo al pleno
y a ese vacío obsceno
lo colma de fuerza y vida.
Obsceno es el silencio,
todo concluye y termina,
fluye en lo que imagina
y en el sonido presencio…
la voz, que no halla motivo,
ni forma, sólo expresión,
se despacha en su intención
y declara que estoy vivo.
La voz vibra y se difunde
al eco con su sonido,
aquello que fue percibido,
al vibrar, se nos confunde.
El eco es alma callada,
voz vital en la expresión,
que brota del corazón
y se dispersa en la nada.
Escrito en Junio 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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