durante mi insomnio, dentro de mis pupilas,
cuando absorto, te contemplaba cada noche,
amándote en silencio sin que tú lo supieras.
Háblame del misterio de sangre que queda
atrapado en el rubí encendido de tus labios.
Háblame de la marejada del oleaje,
que coincide con el movimiento
de tus caderas.
Del agua pura que, a veces desciende
desde tus párpados hacia tus sonrosadas
mejillas o del silencio cautivo que guardas
en tu pecho, cuando digo que te amo.
Si, háblame de la agonía de la llama,
que se resiste a morir dentro de mi pecho,
cuando adolezco tu ausencia y mi voz
se propaga como brisa que acaricia
tus oídos.
Háblame del amor que hayas sentido,
para saber sí te llegó a tiempo
en el momento preciso.
Escrito en Junio 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario