miércoles, 5 de junio de 2024

Un grito que clama al cielo.

En un enjambre de voces, el individuo 
se pierde en la marejada del tumulto.
El cielo se desploma en ácidas nubes,
que vierten toda la ira acumulada 
en los gritos vertidos durante las épocas 
que se han ido sucediendo.


Algo se mueve entre el cielo y la tierra 
y se agita convulsionándose, 
como una víscera herida, por una puntiaguda 
flecha o bífida lengua, que abre el alma,
durante un descuidado signo de confianza 
no etiquetada por la razón.


Algunas plumas no sirven de adorno,
cuando ocultan la desnudez de un cuerpo 
que alberga un corazón impío.
He necesitado tiempo, para descubrir 
el engaño que hay tras el enigma que soslaya 
toda conversación velada.


En el sínodo de todo entendimiento,
se abre una ventana a toda posibilidad 
y se llenan los vacíos que quedan, después 
de la destrucción de todos los ideales.


Escrito en Junio 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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