una voz acaricia el oído
con la asedada presencia de la calidez
que el corazón la otorga.
Una pincelada de sonido sobre el lienzo vacío
y una armonía suave, que emerge
desde el fondo del alma.
Inquieta la boca que se abre
como un pozo sin fondo, donde la palabra
sin estribos, cabalga a lomos de la razón
y trata de alcanzar las altas torres
del entendimiento.
Ácida labor sin duda,
con los aperos lingüísticos que remarcan
su intención durante la escalada.
Un verbo, un adjetivo o un adverbio
que dejan de ser átonos, para brillar
con su sonido en la estructura diamantina
de una frase, que completa la palabra justa
y adecuada, en una distendida conversación,
cuyo hilo se alarga en una comunicación verbal de excelentes resultados.
Escrito en Junio 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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