de una fría soledad,
elijo en mi intimidad,
unos logros más seguros.
En plena meditación,
mi pensamiento se agrupa,
porque a todos nos preocupa
una pronta solución.
En el tiempo detenido,
mi pensamiento es más claro
y aunque te parezca raro,
es más nítido y fluido.
Se quedan desdibujadas
las imágenes que alcanzan
la mente, y se afianzan
en olas y marejadas.
Surgiendo con prontitud,
la calma, que necesita
todo aquel, que se permita
su paso en la rectitud.
Así pues, cuando se aquieta
el alma, surge un destello,
todo parece más bello
en su elevada meseta.
Desde allí, la perspectiva
es por más fiel, más sincera,
la calma es tiempo de espera,
necesaria y efectiva.
Escrito en Diciembre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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