domingo, 8 de diciembre de 2024

Nunca antes, pero aún…todavía.

El azúcar se derrite bajo la lluvia 
y en los callejones se respira una luz densa,
amarga y amarillenta que, parpadea al ritmo 
de las polillas, que van quemando sus alas,
ante las últimas bombillas incandescentes,
durante una noche que agoniza ante 
un incierto y nebuloso amanecer.


Caminamos con los ojos sellados 
con cinta americana y nuestros labios están 
cosidos con los temores que recogen 
las larvas que se ocultan en los cementerios 
abandonados.


Una guitarra tañe sus cuerdas 
con voz lastimera, mientras los perros roen 
los huesos abandonados por la miseria,
desprovistos de carne tierna.


El mundo es agrio y enjuto, con un gris
que se apodera de los corazones 
de los caminantes extraviados, que buscan 
la salida de esta ciudad, en medio del caos
reinante, que huele a aceite rancio y al alcanfor 
que aún queda en los armarios vacíos.
Nunca antes, pero aún…todavía.

Escrito en Diciembre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.



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