lunes, 23 de diciembre de 2024

Hijos de la mar.

Sobre las piedras antiguas,
se labra un carácter cierto 
y en la dársena del puerto,
embarcaciones exiguas,
se agitan en la galerna,
con esa precariedad,
de una quilla que, en verdad,
tiene una dolencia eterna.


Roca y mar, el arrecife,
es testigo en esta playa
de mantener siempre a raya,
al más delicado esquife.


El viento es aliento vivo,
que en la galerna se asoma,
e inicia una fuerte doma,
con genio duro y lesivo.


Sin aparente motivo,
cada vez, más agresivo,
pagan caro su descuido,
al no retirar sus naves,
y desde cómodos nidos,
huyen del puerto, las aves.


La galerna se ha cobrado 
la vida de unos marinos,
en este frágil destino,
con un triste resultado.


Hombres de mar, en la entraña
la sal escuece en la herida,
hombres de muy corta vida,
que mueren en tierra extraña.


Hijos, que sois de la mar,
no hay consuelo, ni sufragio,
vuestra vida es un naufragio,
nacéis para navegar.

Escrito en Diciembre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




No hay comentarios:

Publicar un comentario