en alas de un viento ufano
y se escapa de la mano,
en ese segundo atroz.
El segundo no se para,
pues el tiempo se dispara,
se declara vagabundo,
transitando por el mundo,
porque tan sólo un segundo,
es como un soplo lejano
y es pequeño, como un grano.
Grano de arroz, diminuto,
que, por su consecución,
fomenta una nueva unión
y se conforma un minuto.
Escrito en Diciembre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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