es ese afluente,
que nos nace en cada instante que se siente,
que brotando a través de la razón,
se desborda, cuando nuestro corazón,
ya no puede contener, por su corriente,
el impulso en alegría, de este afluente,
arrastrando en su caudal toda ilusión.
La emoción, tranformada ya en un río,
nos produce sensación de desvarío
y nos colma de una grata sensación.
Como océanos de bien, así nos llena,
pues también puede anegarnos en la pena,
aunque nunca ha sido ésta su intención.
Es el agua, que desde su nacimiento,
nos compone, porque en cada sentimiento,
se destila y nos produce arrobamiento
y es debido a una gran satisfacción.
Aunque dudes del caudal, sus proporciones,
en la vida, cada paso o cada instante,
nos arrastra y nos lleva por delante
un torrente de infinitas sensaciones.
El poema llega al fin, ha terminado,
la emoción, hoy la he sentido y desbordado,
aun la llevo y la conservo aquí, conmigo,
viviendo el homenaje de este buen y gran amigo.
Dedicado a mi rey Baltasar. Pascual Molongua.
Escrito en Diciembre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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