que se pueden contemplar,
al poder considerar
que nos regimos por clases.
Buscando una luz radiante,
que lleve al entendimiento,
la historia tiene un momento
en la oscuridad reinante.
Deshaciendo diferencias,
pues nadie elige la cuna
y las fases de la luna
llevan su ritmo y cadencia.
Para hallar la libertad
de elegir nuestro destino,
una luz en el camino,
declara nuestra verdad.
Todos nacemos desnudos
y los ropajes lujosos,
hacen que nuestros enojos
sean voraces, sesudos.
Las clases crean los males,
distanciando al ser humano,
entre las huellas sociales,
que uno pierde por su mano.
La esencia de una persona,
siempre se halla en su bondad
y nunca importa la edad,
cuando en su bondad, perdona.
Limando toda aspereza,
pues al fin adolecemos
por los mismos sentimientos,
que en nuestros juicios ponemos,
en esos sabios momentos
en que usamos la cabeza.
Voluntad en la razón
que no encuentra distinciones
de clases, ni proporciones,
en un mismo corazón.
Sólo una clase social,
en la que vamos hallando
la ruta que, caminando,
nos sana de todo mal.
Sólo un mundo que habitar
y una única propuesta,
para llenar esa apuesta
que decidimos ganar.
Escrito en Diciembre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario