lunes, 9 de diciembre de 2024

Hijos de la incertidumbre.

Somos el cauce que fluye 
sobre un tiempo detenido,
que inicia su recorrido 
en la vida que se intuye.


Somos la vida en acción,
la pregunta reflexiva,
que abarca con su misiva 
toda la interrogación.


El paño, donde se enjuagan
las lágrimas que vertieron 
aquellos que no nacieron 
y al nacer se les halagan.


El motivo de una duda
a punto de resolver,
porque también, al nacer,
se ha necesitado ayuda.


Se inicia angosto camino,
porque se ha de caminar,
sin saber qué va a pasar,
ni cuál será ese destino.


Abrimos paso al dolor,
con la amargura de un llanto,
que ha de convertirse en canto,
cuando aparezca el amor.


Huérfanos de la ilusión,
en esa vulgar sentencia,
que prueba nuestra paciencia 
y en valor del corazón.


No se admite un mestizaje,
cuando no se tiene claro,
si nuestro concepto es raro,
durante el aprendizaje.


Nos mentimos la piedad,
en busca del infinito,
pues si muero…resucito
y hallaré una gran verdad.


Escrito en Diciembre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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