como interrogaciones, en un deambular por las calles.
Llueve con agua en brillos de charol
sobre las calles empedradas y aceras.
Llueve sobre la monotonía de cada día,
rompiendo los esquemas que hicimos anoche, sin pensar en las lágrimas
escondidas en los cielos.
Llueve, si. Es perfecto el aroma
de la tierra y la virginal predisposición
de las plantas a ser fecundadas
en un beso de reciente humedad.
Nubes, labios, lágrimas, ternura
sobre la tierra inerme.
Escrito en Marzo 2017 por Eduardo Luis
Díaz Expósito."zuhaitz"
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