de humo denso y quedan ensortijados,
tus cabellos y tus neuronas.
Se hacen nudos con los ojos y se deshacen
piedras entre las nalgas, cuando la necesidad
aprieta, o tal vez se aprieta por necesidad.
Difícil es cambiar de piel, resulta muy dolorosa
toda mutación sistemática y quedan cicatrices
Inequívocas, de todos los cambios sufridos.
La locura te hace perder la cabeza,
que posteriormente se ha de servir fría
en bandeja de plata.
Algunos orinan en las peceras o en las pilas
bautismales, mientras la cerveza o el licor,
se desbordan por sus afluentes, aceptados
como un fenómeno climático.
Todo lo orgánico se enreda en los cabellos
y en las fosas nasales, habitan los incómodos
inquilinos, que abandonan su guarida
durante los fríos inviernos.
Para morder el aire, es necesario esconder
la lengua en las profundidades de la boca
y no pronunciar palabra, para evitar
un posterior arrepentimiento,
quirúrgicamente inducido.
Escrito en Enero 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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