entre el error y el acierto,
en un árido desierto,
con la lección aprendida.
Con la tensión y la calma,
se diluyen nuestras penas
y al cumplir nuestras condenas,
son del martirio, su palma.
La alegría es pasajera,
la pena vamos dejando,
cuando vamos olvidando,
aquello que no se quiera.
Ocurre, que el que adolece,
de algún dolor en su herida,
descubre, que en esta vida,
todo se merma o se crece.
Pues es un viento cambiante,
que barre nuestro camino,
nadie conoce el destino…
¡ La vida va por delante !.
Escrito en Enero 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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