mis párpados, extinguidos en la penumbra.
Mi corazón ha perdido su hermetismo
de selva inhóspita e inhabitable, y vuelve
a brotar sobre él, la llama que tuve cautiva
en mis ojos, depredadores de belleza.
Mi rostro es roble enjuto, que reverdece
con una amplia sonrisa, trazando curvas
y elipses, que gravitan en torno a las órbitas
de tus senos.
Alcanzo a sujetar con la yema de mis dedos,
la tenue sombra, que la luna proyecta
sobre todos mis sueños y rescata para mí,
esa necesidad de insomnio, para beberte
despacio en cada beso, o en esa presunción
de un único contacto con tu piel.
Duermes en el mismo lecho, donde acuno
y se mecen mis sueños.
Retornas de nuevo a tu mundo, para volver
cada noche a matizar y disolver todas
mis sombras, con un destello de tu luz.
Escrito en Enero 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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