de las tormentas.
La angustia de la soledad no aceptada,
no resuelta.
Añoranzas que caen resbalando desde el pasado, a un tiempo presente.
Vacíos del alma, donde penetran
los fríos vientos del desánimo.
Los pétalos del amor, se secaron entre las
hojas amarillas de un libro de poemas
y las fotografías perdieron su color
en el álbum polvoriento de los recuerdos.
Recuerdos, que como pesadas cadenas,
vamos arrastrando a lo largo
de nuestras vidas.
Fantasmas nocturnos, silenciosos,
que emergen en los sueños,
desde las profundidades de la memoria.
aguijón de la conciencia, que se clava
irremediablemente en los corazones,
ocupando nuestras tortuosas mentes,
incapaces de borrar la estela, que dejaron
aquellos a quienes amamos y tan sólo
desaparecieron físicamente de nuestras vidas.
Aún sus almas pesan
sobre nuestras memorias, en el letargo
de todas nuestras noches, que vencen
al tiempo y retornan desde todas las escenas,
declaradas en un impalpable olvido.
Escrito en Enero 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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