pero tú no lo sabes y es la ventaja
que juego, con la negativa de abrir mi puño,
como si se tratara de mi propio corazón.
Observo la cadencia de las palabras,
que enfáticamente sube hacia las cejas
en un gesto sobrio y sobrado
de adjetivos.
Apenas sueño, por ese maldito insomnio
que domina la ebullición de mis pensamientos
y no ceso en mi actividad, porque la vida
se mueve y yo voy siguiendo su ritmo.
Escrito en Marzo por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz".
No hay comentarios:
Publicar un comentario