que en el silencio vibran
y rompen la mudez de la piedra,
para contar la historia más recóndita
jamás contada.
Su cadencia son altibajos de tono,
en el humor o la percepción
de los hechos.
La voz interpreta y emite lo que yace
en el interior del alma,
desde la melancolía
de una nota suspendida ,
ahorcada en los silencios apuntillados
o en las hogueras
de los cabellos incendiados,
al clamor de una cálida brisa,
que hace sonar un piano despostillado.
Escrito en Julio 2017 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz".
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