pero me encontré frente a un espejo,
buscando mis perdidas imágenes
de juventud.
¡Tantas veces morir y renacer de nuevo!.
El ámbar permanece intacto,
fósil en el tiempo, pero carente del gozo,
encerrado en sí mismo.
La vejez produce las arrugas, que
como una piedra lanzada en el agua,
produce olas concéntricas.
Así en la edad, las huellas quedan,
como constancia de haber sentido
el paso de la vida.
Somos agua, fugaz e inquieta
en la juventud.
Agua quieta, tranquila y sosegada
en el limo que las experiencias de la vida,
dejan en el fondo,
Escrito en Julio 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz"
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