el fuego consume el poco aire
que tenemos para respirar.
Las ramas secas se retuercen de dolor,
ante una cálida y desmesurada caricia,
cuando hay quien cree
que el dolor purifica.
¿Destruir para crear o para justificar
nuestra incompetencia?.
¿Creamos algo que no se ajusta al canon
de lo que se considera beatífico?.
Todo arde, entre la pasión y la inconsciencia y la verdad
queda entre cenizas, ocultando
lo que tanto molesta a los ojos impíos.
Juegan con las emociones, sin saber
que los ojos explotan
ante las subidas de calor
y la locura se instala sin ninguna razón,
porque es lo habitual.
Escrito en Julio 2017 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz".
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