carece de bisagras, goznes
y cerraduras.
Se abre hacia una bahía de emociones,
cuya humedad forma las lagunas
de la inquietud, hasta lograr un naufragio
o una larga travesía
hacia las remotas islas, donde tus senos
reinan entre las flores exóticas
y la espesura boscosa de tu pubis.
La piedra siente la emoción del agua
y su mudez e intolerancia,
se convierte en esponja
o corazón abierto, en la espuma
de un beso marino, a los pies
de una tierra fecunda y entregada.
Escrito en Julio 2017 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz".
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