como el corazón que late,
dentro de cada uno de tus hijos.
Tierra blonda de espigas y girasoles,
de labranza y cereal, alimento del alma,
donde mis sueños no conocen
horizontes, ni fronteras.
Todo campo extendido, como caricia
bajo un sol, donde las aves reinan
y vuelan los sentimientos, para cantar
tu grandeza.
Soy uno contigo y me fundo
en tu vasta llanura,
abierta en un cálido abrazo.
Poema, que el viento recoge
y narra con su rojo labio de amapola,
besando la tierra,
la misma tierra que nos nace
y guarda en su vientre
a sus amados hijos,
herederos de tantas gestas
en el paso del tiempo y en la memoria
de tu historia.
Escrito en Julio 2017 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz".
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