frenética voz del tiempo para despertar
y elevarse radiante, con el primer
rayo de sol.
Tenías que ser tú, ignorando el pábilo
que se consume, porque
ignoras el tiempo y guardas en botellas
las frustraciones, bebiendo a tragos cortos...para que no se note.
Tu ebriedad, cae en la noche,
sobre un lecho de lágrimas
y una ausencia que pesa mortalmente
caótica.
Trataste de borrar los pasos indecisos,
con otros fuertemente arraigados
a la tierra.
Comiste las raíces enmarañadas
de tus penas y escupiste a la suerte,
directamente a la cara, por eso
se confunden tu risa y tu llanto
en un rictus de gajos en labios secos
y ojos heridos en las tormentas.
Escrito en Julio 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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