Hagamos de la brevedad del día,
la eternidad de la noche.
Busquemos en la vigilia de los sueños,
todos los sueños que nos quedan
por cumplir.
Acomódate entre mullidos cojines
y miremos con vértigo, las estrellas
clavadas en el negro tapiz.
Hay caricias tan suaves, que la noche
no las percibe y la brisa trata de imitar
en un enfermizo celo de madre
dedicada por entero a sus hijos.
¡Quédate! Corres el riesgo de que
me enamore de ti, o te sientas seducida,
no por mis escasos encantos físicos,
pero si, por la cadencia de mi voz,
cuando te susurre palabras de amor.
Escrito en Julio 2017 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz ".
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