como la ropa que es vieja,
con la humedad y una queja,
sin razón y sin control.
Secándome lentamente,
frunciendo el labio apretado,
por aquello que ha quedado
perdido entre tanta gente.
La gente lo disimula,
al vagar sin rumbo fijo,
besando ese crucifijo
pues su salvación emula.
Su esperanza es utopía
a punto de perecer,
no se podrá merecer,
si no existe fe en tu día.
Escrito en Septiembre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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