los ojos de las estrellas,
que, entre las noches más bellas,
cálidas luces destilan.
La inspiración es la brisa,
que, en su presencia divina,
por su soplo se adivina,
sin pausa, pero sin prisa.
Noche de adusto semblante
y un corazón palpitando,
que parece estar temblando
en el pulso del amante.
Amante, bajo este cielo
nocturno que, en su misterio,
libera del cautiverio
a un corazón de su anhelo.
Escrito en Septiembre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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