domingo, 1 de septiembre de 2024

El dios del amor habita en mi.

En el borde de tus labios agonizo,
por un beso que, fluyendo de tu boca,
a los dioses del Olimpo les convoca,
entre pétalos de rosas y granizo.


Por el borde de tu boca, los amores 
se destilan entre gotas de ternura
y aunque pueda parecer una locura,
oigo un canto de felices ruiseñores.


Hay amores que producen agasajo 
y otros hay que los sentimos con tristeza,
para amar, se ha de tener esa firmeza,
que desgarra el alma entera desde abajo.


Sincopado es el ritmo del latido,
que al suspiro se acompasa en el silencio,
nuestro amor es el que vivo y reverencio,
como a un dios, que entre mis sueños se ha perdido.


Es un dios que, en su bondad, no está mintiendo 
y se aloja entre la dicha y la ilusión,
al notar en esa nueva vibración,
lo que dentro de mi alma estoy sintiendo.

Escrito en Septiembre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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