y sus estructuras.
Dedos infinitos que pintan
con ríos de sangre, el genocidio atroz,
que no merece perdón, flotando aún
en la memoria herida.
Hendidas con escalpelo su frente
y sus manos ( cara tintura de alma aborrecida ), en la búsqueda de
una identidad, donde perpetuar
su sino y su protesta.
Exasperadamente vivo y vital, con la vida
fluyendo a través de los cortes
en sus manos.
Escrito en Abril 2017 por Eduardo Luis
Díaz Expósito."zuhaitz",
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