de tus aceradas lágrimas.
No intentes ablandar mi corazón,
soy sensible, no débil.
Estoy marcado, pero aprendí a caminar,
aceptando mis cicatrices.
No me crucifiques, o haré
que a la madera de mi cruz,
le salgan brotes de esperanza.
No escucho ya. Los lamentos se ocultan
a mis oídos con su propio estruendo
y no deseo ahogarme en lágrimas,
que no sean las propias .
No cercenéis la mano que os alimenta,
no es por caridad, sino por reconocer
el derecho a la supervivencia.
Tienes una araña posada en tu nariz,
pero no debes matarla, hace que
prestes atención a tu propia realidad
e incentiva la necesidad
de sentirte vivo.
Escrito en Abril 2017 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz".
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