dejamos en nuestra almohada
los sueños que tuvimos,
entre el calor del estío y el frío
de un otoño, vencido por el
antiguo reloj, que marca nuestros pasos
en la vida.
Se nos va el tiempo y se marchitan
las vidas que compartieron con nosotros,
las ilusiones que construimos
con pompas de jabón.
Nadie pensó en la ligereza del viento,
cuando se elevaban, ni la fragilidad
de sus cristalinas formas.
Cuando estallaron, ni siquiera dejaron
constancia en el recuerdo, tan sólo
un ligero aroma de lo que fué y podría
haber sido, sin embargo el viento
las arrastró hacia unas nubes
cargadas de olvido.
Escrito en Abril 2017 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz".
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