porque río alegre y soy cordial,
luciendo una espléndida sonrisa.
Sólo el silencio y la soledad saben
cuántas lágrimas he tragado,
para que nadie vea que sufro.
Es incierto ese dicho, de que el tiempo
todo lo cura.
He sido feliz cuando compartía lo que soy y lo que tengo, con la persona
que amaba.
Sus besos fueron de traición y su promesas de amor falsas.
Hubo una despedida, sin adiós,
ni explicación, como un jarro
de agua helada.
No soy plenamente feliz, alguien
me ha robado un trozo de mi alma.
Si alguna otra mujer lo encuentra
y sabe ponerlo en su lugar,
me alegrará saberlo.
Mi corazón está abierto, pero antes
de amar, habrá que quitar
todas las espinas.
Escrito en Abril 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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