sobre los montes, coronando sus cimas!.
Con la dulzura de la voz de una madre
acunando a su hijo o la sencillez con que
la espuma de jabón, se desliza
entre los dedos.
Ternura de fresas recientes o pétalos
flotando al viento, la derramada caricia
del arroyo, besando el musgo de las piedras.
Somos aves, cuando soñamos esa ternura
sin medida, que dulcemente
besa nuestros párpados, para conciliar
el sueño o esa caricia leve, con los dedos y la mirada, produciendo
el escalofrío, que eriza todos los poros
de la piel, en un declarado amor
sin palabras.
Escrito por Abril 2017 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz".
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