los cabellos y se tiñe de ámbar el cielo,
mientras la tarde desciende del cielo,
para morir en el mar y deja las últimas
gotas de sangre sobre su cuerpo
distendido.
Tan sólo la espuma del mar, besa
las orillas de la tierra y sus arenas
sujetan su seda blanca
y sus dedos de alga acarician
su dorada presencia,
playa desnuda, como una joven tendida,
a la espera de una caricia de sol,
de brisa y de agua.
Escrito en Abril 2017 por Eduardo Luis
Díaz Expósito."zuhaitz".
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