dentro de algunos cráneos que, vacíos
olvidan el temor de sentir frío
y viajan tras su muerte, hacia el averno.
Las moscas son molestas, sus maldades
enredan toda vida que es ajena
y a veces por su celo, das por buena
la pausa entre sus actividades.
Las moscas pasajeras, se auto invitan
al dulce de la miel, por la excelencia
que intuyen, por su falta de paciencia
y en esa incierta gula, más se excitan.
Se enredan al revuelo de una feria,
que, entre los comensales en destierro,
les puede conducir a un triste entierro,
llegando hasta lo alto, en su miseria.
Su gula se convierte en un recado,
reclamo en otras moscas pasajeras,
que ignoran las virtudes verdaderas
y caen al ser tentadas, en pecado.
Escrito en Noviembre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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