te obsequia con reflejos dorados sobre tu
cabeza.
Se ciñe a tu cintura de nardo, los aromas
de las flores. Te rodean las verdes hierbas,
coronadas de cárdenos tonos en la lavanda.
Disfrutas de la tibia caricia del agua, bajo
los espejos del río.
Bañas tu piel de nieve y seda, desleída
en la miel de tu mirada.
Tus ojos, son ventanas sin postigos,
que se abren en la mañana, sorprendida
por un canto a la belleza, que interpreta
un furtivo trovador.
Corazón enamorado que sube sobre
las escalas musicales, en una llamada
que se mimetiza con un coro de ángeles
resplandecientes.
Me besas y aprietas tus labios, sintiéndome
fruta madura en tu boca.
Amo la versatilidad de tus brazos, agitándose
en una danza que desenreda los vacíos,
que se enmarañan bajo tus pies descalzos.
Danzas, vestida de viento y desnuda de prejuicios,
en una celebración, ante la mirada
flamígera de mis ojos extasiados.
Escrito en Noviembre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario