viernes, 29 de noviembre de 2024

Te fuiste perdiendo sobre el horizonte.

¡Miradle! ¡Miradle, sí! 
Se va muriendo en silencio, lentamente,
como un barco bajo las aguas del mar.
Como un crepúsculo que, cae herido y lucha 
con su último destello, antes de que agonice 
la luz que le sustentaba.


Desciende hacia un fondo de ceniza, 
que muestra la penumbra de una noche que,
busca infructuosamente el fulgor de las estrellas.


Hubo niebla, hubo niebla, sí. Se la enredó 
entre sus cabellos de nieve, antes de que 
su nave zozobrara, cargada con todos
sus proyectos e ilusiones.


Ya no quedaba una gota de licor en su bodega.
Ese licor dulce, que saboreaba junto 
a su palabra austera y su verbo, recamado 
con tintes de elocuente ironía.
Ironías de la vida, que silencia a quien tanto 
tiene que decir.


Su nave partió, dolorosamente sobria,
con un dolor insoportable, clavado en su quilla 
y se fue perdiendo sobre el horizonte.


Escrito en Noviembre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

Dedicado a mi amigo Manuel Aresti Larrauri.



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