El tiempo de vida en las gentes
son racimos que se desgranan
a cada paso.
En principio, no damos importancia,
cuando alguno cae
y quedan los suficientes
para colmar nuestras manos.
así como el agua o mal arena,
discurre entre los dedos,
el tiempo que vivimos
escapa sin rastro, ni huella
y muere así cada personaje
que fuimos.
Tantas escenas, tantos seres encarnados,
que al fin dudamos en saber
cual fué la mejor representación.
Cada uno en su tiempo y su edad,
en cada muerte y vida sucedida,
hasta cerrar los párpados
en la última escena.
Escrito en Febrero de 2015 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz".
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