sus hojas bermejas de melancolía
y los charcos de agua, recogen cada uno
de los momentos tristes, que vagaron
en un tiempo que duerme,
entre páginas amarillentas...
Has de saber, que he buscado el amor
y he llamado a todas la puertas, tras las cuales
te ocultabas de mis sonrisas y mis esperanzas.
He trasnochado hasta encontrar la luz
de tu amanecer y el cielo me mostraba
un horizonte, cada vez más lejano,
tan inmenso como mis ansias de encontrarte.
Quisiera que supieras de mi amor,
no como una leyenda épica, sino como
una constancia en el tiempo, dorando
cada instante en esa espera,
que irremediablemente se muestra
al final de nuestros días.
¡Es tarde ya!...dirás, y entonces
recordarás cada impreciso segundo
que nos separó y te preguntarás...
¿Qué hubiera sido de nosotros, si hubiera
aceptado?.
Las huellas siempre se borran,
con otras huellas que pisan sobre
los mismos pasos.
Nada se detiene, y todo ocurre,
porque tal vez deba ser así...
aunque parezca inexplicable.
Escrito en Marzo 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.