Cierto día la tierra con su garganta seca,
imploró a los cielos el agua necesaria
para sofocar su sed.
Las nubes compadecidas, lloraron
durante mucho tiempo y del polvo inerte
y árido, surgió el barro
como materia primordial en la creación,
que dió origen a las vasijas.
Donde hubiere un vacío, se creó
un receptáculo para contener leche, aceite,
vino o las semillas, que la agradecida tierra
ofrecía a los cielos,
Desde ese barro primordial, fué creado
el ser humano y desde entonces
su cuerpo es una vasija vacía,
en la que puede ser albergada su alma,
como el más preciado don, que su recipiente
pueda contener.
Escrito en Marzo 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.